Me dijiste que pensabas que yo era distinta al resto y te demostré ser igual. Pero sabes qué, vos también resultaste ser diferente a lo que yo creía. Siempre resalté de vos la forma que tenías de ir al frente, cómo afrontabas tus quilombos sin importar nada; pero fue distinto esta vez. Te acobardaste. En lugar de venir y decirme: “te equivocaste con tal y tal cosa”, “no eras como pensé” o equis, no me dijiste absolutamente nada. Preferiste evitarme, callarte, no hablarme.
Si tanto decías que yo te importaba, que era una de tus mejores amigas, que valorabas nuestra amistad y que se yo, entonces ¿por qué no “luchaste” por defenderla? Quizás te fallé, fui la misma mierda que el resto, y te pido disculpas por eso, pero vos también me decepcionaste, te vuelvo a repetir, siempre admiré tu forma de ir al frente… y esta vez diste marcha atrás completamente
Yo cambié, te lo admito y estoy orgullosa de mi cambio. Pero nunca dejaste de importarme, ni dejé de pensarte.
Me decís que no parezco preocupada en las fotos de face, en las salidas con amigos, etc. Pero sabes muy bien que uno no siempre demuestra cómo se siente. Una sonrisa, más de una vez esconde cien lágrimas.
Pero tranquila, yo no te guardo rencor ni nada similar. Al contrario, recuerdo con alegría cada momento vivido y espero firmemente el regreso de nuestra amistad.
Me encantaría que en unos 10 o 20 años, cuando mis hijos me pregunten si tuve verdaderos amigos en la secundaria, pueda levantar la cabeza y decir “si, la tía Giuli es una de ellas”.
Vas a seguir siendo “Mi Gatita”… SIEMPRE.
02-01-12