A veces no nos damos cuenta que por errores que cometemos, deben pagar otros... hay algunos que son "mínimos", repararlos puede tardar unos minutos y la consecuencia puede ser casi inexistente, pero ¿qué hay de los que duran años?
Uno de ese tipo cometiste vos, o mejor dicho, cometieron. Sinceramente no sé cómo fue, porque dependiendo de quien me cuente, la versión es distinta; lo que sí se, es que nos privaste de su presencia en nuestros cumpleaños o reuniones, y no tenés idea de cuánto nos dolía. Al menos a mí, no voy a hablar por mi hermano.
Tu orgullo impide reparar ese error, sanar esa vieja herida. Fue hace tanto... ¿Por qué no podes correr las fichas a un lado y dejar que el juego siga su curso?
El sábado fue uno de los días más felices, para mí, para Nahi y para mamá... y lo sabes, y fue gracias a vos. ¿No fue para vos un día feliz también? Tener a toda la familia reunida, decime la verdad: ¿Tanto sacrificio fue? Cuando te pedí si la dejabas venir, tu primera respuesta fue que no, pero mi contrarrespuesta fue "Ya se perdió muchos cumpleaños nuestros, ¿por qué se tiene que perder los de Nahi también?" "Por algo será, ella se lo buscó" me dijiste. Pero no es tan así, porque vos también tenés responsabilidad en esto. Vos también tenés tu parte en la historia.
Cuando alguien comete un error y al querer repararlo se encuentra con una respuesta negativa de la otra parte, ¿Qué hace? ¿Insiste? ¿Deja que se calmen las aguas? Hay muchas veces en las que el orgullo de una persona puede mucho más que cualquier otra cosa, pero ¿Cuál es el límite del orgullo? es decir, si ves que estás perdiendo o lastimando, ¿No se supone que paras?
Creo que a veces no medimos la magnitud de nuestras fallas, decimos que tenemos razón y nos cerramos en esta idea. No vemos más allá, no recaemos en la magnitud de nuestros actos y las consecuencias de estos; las heridas, el vacío que podemos ocasionar en el otro.
Entonces, dejemos de lado el orgullo y empecemos a reparar nuestras fallas... DEJÁ DE LADO TU ORGULLO Y EMPEZÁ A SANAR LAS HERIDAS.
El tiempo no espera a nadie, y ya dejaste pasar mucho... demasiado para mi gusto.